Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
Salmo 139: 14 y 16
Esta célebre frase del filósofo Descartes nos invita a reflexionar sobre nuestros orígenes y la razón de nuestra existencia.
En mi hay un ser que piensa, razona, reflexiona, tiene memoria, quiere y no quiere. Cual es el origen del hombre, ese ser maravillosamente compuesto de un cuerpo y un alma, ese organismo cuyas partes tienen su determinada función, que crece y se desarrolla desde su infancia hasta la edad adulta? Quien concibió órganos tan delicados y apropiados para lo que deben cumplir? De dónde viene el el espíritu que se analiza a sí mismo? De dónde viene la razón que los hombres usan y de la cual los incrédulos abusan? Finalmente, de donde viene ese ser interior que piensa en lo infinito, y por más grande que se imagine el espacio, por más largo que supone el tiempo, se siente obligado a decir: "Hay algo más que no soy capaz de entender".
La naturaleza tiene sus leyes según las cuales el hombre proviene del hombre, el animal del animal, una planta de otra semejante a ella, pero esas leyes, quien las estableció? La casualidad, esa causa ciega, como las pretenden los incrédulos? "Dice el necio en su corazón: No hay Dios. A todas estas preguntas, el creyente fórmula una sencilla respuesta: "Todo lo hizo el Creador".