lunes, 23 de junio de 2025

Dejar que DIOS sea DIOS

 

Cuando hablamos de "dejar que Dios sea Dios", no nos referimos a una inacción pasiva, sino a una entrega profunda y una comprensión de la naturaleza divina que trasciende nuestra limitada perspectiva humana. Es un llamado a reconocer la soberanía, la sabiduría y el amor de un poder superior, y a alinear nuestra voluntad con esa realidad inmensa.

La Tentación del Control Humano

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha luchado con el deseo de control. Queremos moldear nuestro destino, definir nuestra verdad y, a menudo, dictar incluso cómo debe operar lo divino. En el ajetreo de la vida moderna, con su énfasis en la autonomía, la planificación meticulosa y la autosuficiencia, la idea de "dejar ir" puede parecer contraintuitiva o incluso irresponsable. Nos afanamos en solucionar cada problema, en prever cada eventualidad, en asegurar cada resultado. Esta mentalidad, si bien impulsa el progreso en muchos ámbitos, puede convertirse en una jaula, generando ansiedad, frustración y una sensación de agotamiento cuando la vida, inevitablemente, se desvía de nuestros planes. Queremos que Dios actúe según nuestras expectativas, que resuelva nuestros problemas de la manera que nosotros consideramos la mejor, y que se ajuste a nuestro calendario.

La Humildad de la Entrega

"Dejar que Dios sea Dios" comienza con un acto de humildad. Es reconocer que nuestra comprensión es limitada, que nuestros planes pueden ser falibles y que hay una inteligencia y un propósito mayores en juego. No significa renunciar a la responsabilidad o a la acción, sino más bien actuar desde un lugar de confianza y sabiduría, en lugar de ansiedad y control. Es comprender que, aunque debemos sembrar, cultivar y regar, el crecimiento y la cosecha final no dependen enteramente de nosotros. Esta entrega no es debilidad, sino una fortaleza que libera; nos libera de la carga de tener que controlar lo incontrolable.

Confianza en la Sabiduría Divina

Implica confiar en que, incluso en las circunstancias más difíciles, hay un propósito o una lección que quizás no comprendamos de inmediato. Cuando la vida nos presenta desafíos inesperados, la tentación es resistir, quejarse o intentar forzar un resultado. Sin embargo, "dejar que Dios sea Dios" nos invita a mirar más allá de la adversidad inmediata, a buscar la oportunidad de crecimiento, la fuerza que se forja en la prueba, o la nueva dirección que se revela solo después de que nuestros propios caminos se cierran. Es creer en una sabiduría que teje un tapiz complejo, donde cada hilo, incluso los oscuros, contribuye a la belleza final.

Un Llamado a la Acción Consciente

Este concepto no es una excusa para la pasividad. Al contrario, es un llamado a una acción consciente y alineada. Cuando confiamos en lo divino, nuestras acciones no surgen del pánico o la desesperación, sino de la paz y la claridad. Nos volvemos más receptivos a la intuición, a la guía sutil, a las oportunidades que se presentan. Es como un navegante que, confiando en las corrientes del océano, ajusta sus velas para aprovechar el viento, en lugar de remar frenéticamente contra una fuerza mayor. Reconocemos que somos parte de un flujo mayor y que nuestra contribución es más efectiva cuando estamos en armonía con él.

Conclusión

En última instancia, "dejar que Dios sea Dios" es un acto de fe radical. Es una invitación a soltar las riendas de un control ilusorio, a abrazar la humildad de nuestra posición en el cosmos y a confiar en que hay un orden y un amor que trascienden nuestra comprensión. Es en esta entrega donde encontramos la verdadera paz, la libertad de ser nosotros mismos y la capacidad de vivir una vida más plena y significativa, no a pesar de la divinidad, sino en profunda unión con ella.


martes, 14 de diciembre de 2021

La mesa esta servida

 Jesus quiere y anhela que se llene la mesa del Reino, la mesa del Padre, donde todos debemos vivir como hermanos y compartir el pan. Aunque muchos se han negado excusándose, el Padre manda a invitar y a traer a los marginados y a los pobres.


Centro Victoria Huancayo Peru

Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa le dijo a Jesús: —¡Dichoso el que participe del banquete del reino de Dios! Jesús le dijo: —Un hombre dio una gran cena, y mandó invitar a muchas personas. A la hora de la cena mandó a su criado a decir a los invitados: “Vengan, porque ya la cena está lista.” Pero todos comenzaron a disculparse. El primero dijo: “Acabo de comprar un terreno, y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes.” Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes.” Y otro dijo: “Acabo de casarme, y no puedo ir.” El criado regresó y se lo contó todo a su amo. Entonces el amo se enojó, y le dijo al criado: “Ve pronto por las calles y los callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los inválidos, los ciegos y los cojos.” Más tarde, el criado dijo: “Señor, ya hice lo que usted me mandó, y todavía hay lugar.” Entonces el amo le dijo al criado: “Ve por los caminos y los cercados, y obliga a otros a entrar, para que se llene mi casa. Porque les digo que ninguno de aquellos primeros invitados comerá de mi cena.”
Lucas 14:15‭-‬24


viernes, 22 de mayo de 2020

Cumple lo que prometes 💎

Cumple lo que prometes

Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas

(Eclesiastés 5:4-5).

Reflexión: Uno de los grandes problemas que posee la humanidad es lo desvalorizada que está la palabra, actitud que es sancionada por Dios cuando en Deuteronomio 23:21 dice: “Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti”. Muchas veces producto de la emoción o la apremiante necesidad de recibir algo de Dios le hacemos promesas que luego no cumplimos. Quizás llegaste a considerar que el no cumplir con nuestras promesas no traerá consecuencia sobre nosotros, pero ten presente que un día daremos cuenta ante el Señor de todo lo que prometamos, hagamos e incluso hablemos, así lo declaró Jesús en Mateo 12:36-37 “Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. Antes de prometer algo evalúa si podrás llegar a realizarlo porque eso que ves como algo insignificante es de gran importancia delante de Dios, ya que cuando hacemos una promesa quedamos ligados por las palabras de nuestra boca y debemos cumplirla, como se advierte en Proverbios 6:2 “Te has enlazado con las palabras de tu boca, Y has quedado preso en los dichos de tus labios.” El hacer una promesa y no cumplirla nos convierte en mentirosos, es momento que hagas una retro inspección de ti mismo y te preguntes ¿Cuántas veces has prometido a Dios hacer esto, o dejar de hacer aquello? Recuerda, mejor es no prometer, que prometer para no cumplir.

Paz y Gracia. 

lunes, 30 de marzo de 2020

Ministerio



Jesús cumplió el propósito de Dios para la humanidad el cual vino para servir y lo declaró. 

«El Espíritu del  Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del Señor ».
Lucas 4:18‭-‬19 NTV

Al enfatizar que es el Mesías prometido su ministerio así definido deviene ahora la realización de la esencia de las Buenas Noticias del Evangelio del Reino de Dios. 

El ministerio de Jesús se muestra claramente en las palabras de Mateo 9:35-38:

Jesús recorrió todas las ciudades y aldeas de esa región, enseñando en las sinagogas y anunciando la Buena Noticia acerca del reino; y sanaba toda clase de enfermedades y dolencias. Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor. A sus discípulos les dijo: «La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos».

Milagros, señales prodigios por donde iba, dándonos ejemplo de su propósito que fue servir al PRÓJIMO renunciando a todo incluso su propia vida por hacer la voluntad de Dios su Padre un Predicador y Maestro práctico y objetivo. 

Que hermoso privilegio ser llamados por Jesucristo siendo sus discípulos para este tiempo siguiendo su ejemplo viendo rápidamente las necesidades del prójimo y actuando sin importar nada a cambio y haciéndonos partícipes de su Reino. 

Paz y Gracia 

domingo, 1 de marzo de 2020

ojo

Si en verdad quieres ser usado por el Espíritu, solo tienes que tener un corazón dispuesto.

sábado, 4 de enero de 2020

Seamos lumbreras en el mundo.

Versículo: Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo (Filipenses 2:15).

Reflexión: Como cristianos tenemos una gran responsabilidad, fuimos llamados a ser  lumbreras en el mundo. Sin proponérselo el cristiano irradia amor, paz, consuelo y estabilidad. Debemos reflejar nuestra espiritualidad con Dios, y eso lo lograremos manteniendo una buena comunicación con nuestro Padre celestial, haciendo todas las cosas para agradar y glorificar a Dios, no a nosotros mismos.

 Cuando tenemos una buena relación con Dios y entendemos la clave del cristianismo, las personas lo notan. Nuestro deber es guiarlos a la fuente de todos esos atributos: Cristo Jesús. A su lado encontrarán respuestas, fuerzas para seguir adelante, seguridad, identidad y, sobre todo, la vida eterna. Pidámosle a Dios cada mañana su bendición y que nos dé sabiduría para ser lumbreras en el mundo y que con nuestro testimonio podamos ayudar a muchas personas a conocer y llegar a los pies de Cristo Jesús. ¡Bendiciones!